viernes, 13 de febrero de 2015

Otra jornada memorable

Un mes exacto después del memorable encuentro en Terrassa con los magníficos de INDUCAR, he tenido el placer de volver a vivir otra jornada inolvidable en esta visita a Lugo. 500 Km de diversión a bordo de mi Sport 1430 por carreteras secundarias a través de parajes bellísimos, volver a ver a compañeros de afición y conocer personalmente nuevos, compartir charla, material y volante con uno de los más prestigiosos historiadores del automóvil (amén de bellísima persona)… ¿qué más se puede pedir?

El viaje, sin embargo y para ser honesto, no comenzó nada bien. El día anterior, después de haber estado madrugando toda la semana debido a mis turnos laborales, y por causa de unos problemas de índole personal y que nada tienen que ver con la temática de este blog, no pude apenas pegar ojo durante la noche y, aquejado de un horrible insomnio tras no poder dejar de ‘darle vueltas al tarro’ me vi obligado a tomar un somnífero para poder abandonarme a las bondades de unas escasas horas de necesario sueño reparador. Cuando el odioso despertador tronó su mísera cantinela, un vistazo a través de la ventana me mostró la crudeza de un amanecer invernal en todo su apogeo, con un devastador cielo plomizo y unos chubascos de intensidad tal que invitaban a zambullirse de nuevo entre las sábanas y dar carpetazo al viaje.

No podía ser así, por cuanto había ya  comprometido mi presencia con varias personas, y me parecía muy poco elegante el cancelar la visita aduciendo un mero bajón de ánimo. ‘Show must go on’ pensé, y desperezándome poco a poco me encaminé hacia el garaje donde mi fiel Sport 1430 parecía desafiarme a emprender el viaje como siempre lo hago: con energía y entusiasmo. Bueno, al menos había parado de llover…

Con 50739 Km en el odómetro iniciamos la singladura. Hasta ese momento no tenía decidida la ruta a seguir (es decir, como en mí es habitual cuando me dispongo a viajar con alguno de mis SEAT). Dadas las circunstancias, con un viaje que se me antojaba en esos momentos más por obligación que por voluntad, enfilo la autopista (¿herejía?) para acto seguido unas decenas de km más adelante dar paso a la voz de los sentimientos y abandonar la A-63 y comenzar a rodar como dictan los cánones de los amantes de los coches clásicos: a la mierda la vía rápida, vamos por la N-634, ea!!!


En breve la nieve comienza a hacer acto de presencia, la cual se iría a convertir en un compañero durante buena parte del viaje. Algunas caravanas con camiones enlazados en el tramo final del Alto de La Espina me vinieron a recordar que este viaje no comenzaba nada bien, y así había que tragarlo. 



Una hora después abandonábamos la nieve para llegar a la orilla del Cantábrico. Es lo que tiene una tierra como Asturias, que en cuestión de un instante puedes estar haciendo esquí en la montaña e irte luego a tomarte el vermut a la playa…





 En fin, la verdad es que la ruta no era rectilínea sino que me propuse dar un rodeo para visitar, en Navia, a Talleres Casia, quienes tienen a la venta un excelente ejemplar deSport 1430 (ver esta entrada del blog) y con quien había concertado visita un par de días antes. Lamentablemente cuando llegué al concesionario la chica que atendía en recepción se hallaba sola en esos momentos y no tenía posibilidad de dejar sin atender dicha recepción para bajar hasta el lugar donde se hallaba el coche. Yo tampoco tenía ni la posibilidad de esperar a que llegase el dueño ni ganas de hacerlo, así que muy a mi pesar decidí continuar el viaje y dejar la visita para otra ocasión en la que los Dioses me fuesen más propicios que en este presente viaje. Al fin y a la postre, también había tenido que cancelar una escapada, dentro de este mismo viaje, a Coruña para ver en directo la carnicería de Anxo, Ruper, Suso y Nacho.

Pasamos a la vera de la Ría del Eo (bellísima) y aprovechando que es mediodía, hago un alto en el camino y me dispongo a telefonear a mi mujer. Al otro lado de la línea me recibe una voz quejumbrosa y ajada, contándome que se ha puesto enferma repentinamente y que se siente fatal…  Joder, doy la vuelta ahora mismo, le digo. No, no, de ninguna manera, no pasa nada, tú sigue, insiste ella. Después de intentar una nueva negociación me doy por vencido y le doy la victoria a ella (como siempre…) y muy a mi pesar continúo lo que comienza a pesarme ya como un aciago viaje.




A partir de aquí las cosas cambiarían totalmente. El tiempo atmosférico comenzaría a tornarse primaveral (o, al menos, no representativo de febrero), las carreteras me las encontraría despejadas de tráfico y óptimas para circular en clásico, mi esposa telefonearía a mitad de la tarde para comunicarme que se encontraba bien, y en general todo lo planificado  volvía a colorear de rosa. El viaje volvió a cambiar de ‘Modo Obligado’ a ‘Modo disfrute’


Llego a Lugo a eso de las 14:00 para encontrarme con el compañero del foro ‘Pablito16v’, a quien no conozco en persona y cuyo Sport 1430 tampoco había visto en vivo. Aprovechando la ocasión he quedado también con Rubén Abelaira, un excelente aficionado a los clásicos a quien conozco desde hace una década y con quien comparto mesa y comida esa mañana. El Sport 1430 de Pablo luce genial. Nos damos una pequeña vuelta en él y nos hacemos los tres una fotografía para recordar la ocasión. Un placer conocer a Pablo en persona. Lástima de tener poco tiempo disponible, pero ya sabemos que eso va a arreglarse pronto…



Rubén Abelaira, Mhruxy, Pablito16v


Tras la opípara comida y el excelente café etíope servido por Pablo (me da que es un excelente barista…) toca ahora entrevistarse con toda una eminencia y personalidad dentro de los historiadores del automóvil españoles: ni más ni menos que el gran ramón Roca Maseda, con quien me he citado en su propia casa lucense y quien puso a mi  disposición toda su amabilidad (que no es poca) y toda su colección de material gráfico (impresionante) de la que yo copié concienzudamente varios reportajes sobre nuestros queridos SEAT 1200/1430 Sport, tanto en revistas nacionales como en alguna extranjera. 

Ramón Roca con el nº 1 de LÀutoJournal !!!!!

Un minúsculo fragmento del apabullante archivo hemerográfico de Ramón Roca


La guinda del pastel, no obstante, fue el permitirme reproducir ni más ni menos que uno de los dossieres de prensa que SEAT entregaba a los medios de comunicación durante la presentación del coche a la prensa, en diciembre de 1975. ¡Nunca había visto uno con mis propios ojos!



El sitio ideal para guardarlo, por supuesto, es una de las carpetas también originales que SEAT entregaba en esa presentación, y que tengo el privilegio de poseer gracias a la amabilidad de un tal Antoni Amat, quien me la regaló el mes pasado durante mi estancia en Terrassa.





Durante la visita al gran Ramón Roca, apareció por allí (supongo que no por casualidad…) otro excelente aficionado a quien no tenía el gusto de conocer: Santi (amigo también de Rubén Abelaira) Tras las presentaciones de rigor vendría la consabida tertulia y el inevitable intercambio de números de teléfono. Y como broche final, Ramón no se contuvo y quiso ver en vivo mi SEAT 1430 Sport que yo había aparcado en la calle adyacente a su portal. Allí nos fuimos tres a darnos un paseo en él, enfilando carretera abierta tras salir del casco urbano lucense. Paramos en una gasolinera a intercambiar asientos y hacernos las fotos para la posteridad, teniendo el que aquí escribe la alegría de ver mi unidad de 1430 Sport ser conducida por el gran Ramón Roca de vuelta a su domicilio.





Tras las despedidas, y comenzando ya a caer la tarde, decido contactar con mi casa para saber cómo estaban las cosas por allí. Una vez totalmente tranquilizado por la situación normal que allá se daba y ante las insistentes negativas de que no diese la vuelta en regresar esa misma tarde, decido quedarme a dormir allí mismo en Lugo Capital tras buscar un hotel céntrico y barato.

A la mañana siguiente decido volver a Asturias por una ruta diferente y más exigente: Lugo – Fonsagrada – Grandas de Salime – Cornellana – Oviedo, atravesando el Alto del Acebo y el Puerto del Palo. No fue tarea fácil; la nieve comenzó a hacer acto de presencia ya bastante antes de llegar a Fonsagrada. 

Tras una parada en esa localidad para estirar las piernas y tomar un café, aproveché para preguntar la transitabilidad de la carretera que discurría por el Alto del Acebo, asegurándome que aunque estaba totalmente el paisaje tapizado de nieve, la carretera estaba despejada. Cierto, así fue, y aunque con precaución, logré ascender El Acebo sin problemas.





 El descenso hacia Grandas de Salime se hace por una carretera sinuosa y virada a través de un paisaje bellísimo que fácilmente podría llamarse ‘El Bosque Encantado’. Más adelante se bordea un embalse que aún conserva en sus inmediaciones, colgados sobre la presa, las antiguas construcciones que sirvieron para levantar el embalse y que se asemejan fantasmagóricas en la ladera.






Faltaba ahora la parte más comprometida del trayecto: el ascenso al Puerto del Palo. Aquí el viento y la nieve fueron más impetuosos que en el Acebo, hasta el punto que ya a un km de coronar El Palo, la capa de nieve a ambos lados de la calzada era más alta que el coche!!!!  Justo tras coronar el puerto me crucé con la quitanieves haciendo su trabajo.








El resto del viaje transcurrió plácidamente sin especiales cosas que reseñar, aparte del escaso tráfico (para mi deleite) y los bonitos paisajes que iba atravesando hasta llegar nuevamente a la placidez del garaje, con 51246 Km en el marcador. Un total de 507 Km de puro placer.



1 comentario:

  1. Genial relato, esperemos que pronto publiques en otro libro toda esta informacion que estas recogiendo.

    ResponderEliminar